El día 2 del Asuncionico presentaba un cartel tan variado como distinto al fantástico primer día, que tuvo el lujo de contar con Robert Plant entre sus artistas. Y todavía quedaba en el aire la reminiscencia de su concierto.

De esta forma, puntualmente a las 17 horas salían Jaime Zacher y su Bohemia Urbana, cuyo estilo parecía el ideal para dar inicio a la extensa jornada que se venía. El grupo presentó canciones de su disco “El Ritual del Tereré” y otros temas ya emblemas de la banda, como por ejemplo “Ombo”, clásico final del show de este interesante y divertido grupo, que fue afianzándose con el correr del tiempo, para encontrar acaso su formación más sólida y definitiva.

Nuevamente hay que destacar la puntualidad y la celeridad entre los shows en cada escenario, para que la música sea el elemento más constante y presente. Pipa para Tabaco trajo el reggae y baile al escenario dos, con el público respondiendo a pleno. Sus temas como “La Manzana” y “Todo Biento” ya conforman una acentuadísima parte del cada vez más ascendente historial de canciones populares del rock nacional. Los aplausos recibidos fueron realmente merecidos.

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A las 18 le tocó el turno a Paiko, uno de los grupos más ajustados, talentosos y activos que ha dado nuestro país, con más de una década de vida, cinco discos y un par de DVDs. Nada mal para nuestro medio. En cuanto al concierto, el grupo estuvo bien y el repertorio estuvo correctamente escogido, con temas pegadizos como “Si te vas” o “Little Baby”, así como la recientemente presentada versión de “Mis noches sin ti” que arrancó gritos y aplausos. Bien como siempre.

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Desde las 18:45, Salamandra fue dueña del escenario 2, con muy buena cantidad de público, que se mostró prendido a los temas de Javier Zacher, Willy Chaves y compañía. Tuvieron tiempo para ofrecer sus hits hasta llegar a “Finnito”, con un cierre de locura por parte de grupo y espectadores, que tuvieron una especial conexión, que generalmente suele suceder con la agrupación de Ypacaraí.

Desde África llegaba lo siguiente

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Kongos dio inicio al apartado internacional del segundo día de Asuncionico ante una mayor cantidad de público en comparación a la primera jornada. Esto podría haber sido un arma de doble filo, sabiendo que es un grupo que no cuenta con demasiada popularidad en nuestro medio, salvo la conocida canción “Come with me now”, que efectivamente marcó el final de su show.

Durante su hora de presentación, Jesse (batería), Dylan (bajo), Johhny (teclados y acordeón) y Daniel Kongos (guitarra) fueron ganándose al público con una divertida propuesta, caracterizada por la mezcla de ritmos, desde el reggae hasta lo electrónico, y la utilización de cada uno de los miembros como voz principal entre tema y tema. Otras canciones como “I Don’t Know”, “It’s a Good Life” o el buen cover de “Come Together”.

Así, con muy buena onda, hay que subrayar, tanto del grupo como del público, el augurio de una jornada tan memorable como la primera resultaba auspiciosa. Así pasamos al escenario 2 donde otros masivamente desconocidos tomaban sus puestos. Los americanos de Fitz and the Tantrums, liderados por Michael Fitzpatrick, junto a la enérgica Noelle Scaggs, que no paró de moverse un segundo, James King, en teclados y saxo, además de ser el único miembro en dirigirse a la multitud en español, salieron con gran atrevimiento a brindar una hora de dinámico show. El grupo se completa con Jeremy Ruzumma, Joseph Karnes y John Wicks.

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Con apenas una canción plenamente conocida, la divertida “Out of my league”, los californianos no dejaron que esto influya mucho. Otros temas, como “Moneygrabber” o “Spark” encendieron efectivamente una chispa en el público, que empezó a entrar en calor conforme iban pasando los temas.

De esta forma, con un singular cover de “Sweet Dreams (Are Made of This)”, los Fitz hicieron que todos participaran con sus voces y desde ese punto hasta el final, todo fue fiesta para los americanos, que dieron uno de los shows más logrados del festival.

Pero lo grupal tomaba una pausa, ya que fue el momento de Major Lazer. Y vaya que lo fue. Desde el primer tema ofrecido por este dúo, la gente, que ya superaba ampliamente la convocatoria del día anterior, se puso en plan de fiesta. DJ Diplo y los suyos mantenían una sostenida interacción con los presentes, arengando saltos, manos arriba, palmas, agitar las remeras al aire y un sinfín de cosas más. Y el público respondía vigorosamente.

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Musicalmente no se puede decir mucho: son canciones de otros artistas remixadas eficazmente para el delirio colectivo. Nada realmente nuevo ni más que se pueda decir, pero cuya fórmula resultó ganadora desde el primer instante. Además, la puesta en escena del grupo es una trompada: una pantalla con imágenes de todo tipo, una burbuja humana para hacer crowdsurt, dos bailarinas con más energía que Speedy Gonzalez, la bandera paraguaya como emblema del grupo y, como no, el detalle de la remera de Diplo, que quiérase o no, dio que hablar. Y mucho.

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Una hora de muchísimas canciones dance hicieron que el lugar se viniera abajo.

Seguidamente la cosa pasó de una carrera de F1 a un paseo en bici con Bastille en el escenario 2.

Los británicos se encargaron de brindar el momento más indie de este segundo día, gracias a temas como “Laura Palmer”, “Overjoyed” y, obviamente “Pompeii”, pasando por un interesante cover de “The Rhythym of the Night” de Corona, que prendió a los observantes.

Particularmente la fórmula de Bastille es simple, canciones directas y sencillas, con armónicos arreglos de voces y teclados, y efectos de percusión que no resultan del todo efectivos. De todas formas, el público respondió bien a esta bastante digerible propuesta. De todas maneras, creo que Dan Smith y los suyos tuvieron acaso la más difícil, al estar entre dos shows netamente electrónicos y acaso esto les jugó una mala pasada.

Ya a las 23:30 el éxodo en masa hacía el escenario 1 daba paso a uno de los momentos más esperados del Asuncionico, y acaso el de más expectativas de la segunda jornada. Fue la ocasión de presentar al acaso mayor representante del dubstep actual.

Con un sonido realmente cacofónico y que en todo momento golpeaba el pecho, Skrillex salió a causar locura. Con muchísimos sonidos, controlados maniáticamente por el DJ, su show fue una compleja conjunción de sonidos, obviamente, e imágenes que durante una hora y media, causó estragos entre los miles de cuerpos que se movían hipnotizados al ritmo de canciones como “Bangarang” o “Heat”, e inclusive para delirio y sorpresa de muchos «Siente el Movimiento» de los nacionales Kchiporros, aunque dudo mucho que el nombre en particular de los temas importe mucho.

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La fórmula de Skrillex es reiterativa, pero este hecho tampoco consta de gran valor; la postal ilustra perfectamente acaso la fábula del flautista de Hamelin, con una sola persona guiando y alentando a miles, sin mucho más conciencia que el altísimo sonido tan estridente y como poderoso. Un show hipnótico y asfixiante, como nunca antes se vio en nuestro país.

Al terminar el show me quedaron dudas sobre un par de cosas: como seguiría la energía de la gente luego de la hora y media de Skrillex y como harían los británicos de Kasabian para superarlo.

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Si bien, a nivel de música rock, la realidad gritaba a que el grupo de Tom Meighan y Sergio Pizzorno era indudablemente el más aguardado de este segundo día.

La reputación que precedía al grupo, como uno de los mejores shows en la actualidad, sentaba las bases y expectativas. Y bueno, “Bumblebee” inició, a diferencia de los electrónicos DJs, un pogo generalizado de gran vigor. El resto del set fue tan sólido como contundente, que incluyeron hits como “Days are Forgotten”, “Fire”, “L.S.F” o, de su más reciente disco, “Eeh-zee”, dando, a nivel grupal, el mejor show del segundo día sin lugar a dudas.

El cierre de toda esta fiesta de dos días estuvo a cargo de otro DJ, el mundialmente famoso Calvin Harris, quien no pudo quedar atrás luego de los shows anteriores y brindó alta nota y el broche final a toda celebración. Harris no escatimó en gastos y su show también estuvo impresionante, con luces, humos, fuegos artificiales y mucho baile, mediante canciones como “Animals” o “Thinking about you”.

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Un balance extremadamente positivo para Asuncionico; prueba de que el país está preparado para organizar eventos de gran escala. Habrá ajustes que concordar, como el maldito tema con los vendedores ambulantes, pero es momento de celebrar el éxito de un verdadero hito para la música en nuestro país.

Fotos: Gentileza G5Pro / Guti González