Michael Bolton, un clásico que no se desgasta

Una fría noche de setiembre, un clima muy poco peculiar para esta época del año en Asunción, fue el escenario que albergó a Michael Bolton… aunque dentro de la Conmebol el clima era otro.

Con la antesala de la excelente voz de Andrea Valobra y la performance de Purahei Soul, llegó el turno del cantautor norteamericano a las 22.45hs, cuando apareció con una guitarra para interpretar su versión de Stand by Me, muy similar a la de John Lennon.

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A través del setlist, Bolton propuso varios covers, todos ellos incluidos en algún disco de su carrera que cubre más de tres décadas: To Love Somebody de los Bee Gees; Dock of the bay de Otis Redding; You don’t know, I’ve Got a Woman, That’s life, Sweet home Chicago, entre otros.

La banda que lo acompañó con cinco músicos y dos coristas, una de ellas, Sam Fly, quien ocupa gran destaque acompañando a Bolton en las interpretaciones y cantando sola en un par de ellas. De hecho, en una de las ocasiones que Sam cantó, dio tiempo a Michael Bolton para aparecer entre el público para «When A Man Loves a Woman»… uno de los mejores momentos sin duda alguna.

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La calidad técnica del staff de viaja con Michael Bolton también es significativa, ya que sin saturar el sonido al máximo, se pudo disfrutar de la musicalización en toda su amplitud. La voz de Michael, a pesar de sus 63 años, es perfecta como en la década de los 80s… teniendo además en cuenta que, por cuestiones del viaje, no se encontraba en un buen estado de salud al salir a escena. Incluso incluyó en el set Nessum Dorma, ópera que alguna vez cantó junto al gran Luciano Pavarotti.

En todo momento recibió cumplidos del público, alguna mujer que le gritó I Love You a lo que respondía con un Thank you I Love You Too, los coros que dejaba cantar a las casi 1300 personas que se encontraban en la audiencia, sobre todo en sus clásicos.

Show compacto y efectivo. Sin necesidad de recursos más que demostrar su colosal voz, Michael Bolton recorrió sus baladas, el motown, blues y coqueteó con un poco de rock, para pintar un paisaje donde lo que prevalece es la música. Emociones simples y gratificantes, como las que produce una buena canción cuando está en buenas manos.

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