CJ Ramone y el espíritu de una leyenda
Aquel pibe llamado Christopher Joseph Ward, ese que se hizo famoso al remplazar al legendario Dee Dee, de los también mitológicos Ramones, y que responde a CJ Ramone como nombre de batalla, nuevamente llegó a nuestro país para una nueva descarga de punk rock.
Los que asistieron a aquella presentación del 2011 podrían agruparse en dos grandes grupos: los que realmente disfrutaron un concierto y los que se vieron afectados por una serie de disturbios que involucraron a muchos, muchísimos, colados.
Al parecer la historia intentó repetirse, pero esta vez en menor escala, acaso considerando que Kilkenny es, obviamente, un recinto de capacidad limitada, y que se encontró en la noche del martes atiborrado de gente, como realmente nunca lo había notado antes.
De todas formas, está vez estoy del lado de los que vivimos un recital.
La previa con Jiro Okabe
A las 23 horas subió Jiro Okabe, quien también repetía show por estos lares. El tipo es casi casi un Ramone; gran carisma, mucha actitud y canciones veloces y simples, de su disco «Return of the Kamikazi», y algunos covers de los mismos Ramones.
En poco menos de una hora el oriental norteamericano (?), luciendo una casaca albirroja, encendió el recinto con gran aceptación por parte del público.
CJ Ramone al escenario
Minutos después de la medianoche, CJ Ramone sube al escenario y sin mediar palabra alguna arranca con «Let’s Dance» de Chris Montez, que fuera versioneada por Ramones en su primer disco.
A partir de ahí, la noche fue una bomba que detonó a lo largo de una hora.
El bajista de 52 años, acompañado de dos guitarristas y un baterista, presentó varios temas de su último trabajo «American Beauty» como las divertidas «Let’s Go», «Yeah Yeah Yeah» y «Girlfriend in a Graveyard», que eran alternadas con temas del grupo al que perteneció desde 1989 hasta su separación.
Y fueron los covers los que incendiaban a la gente. En varios pasajes, luego de tocar «Psycho Therapy», «Havannah Affair» o «Rock and Roll High School» el músico solicitaba calma, primero en español, para después soltar un «take it easy» que recibía respuesta positiva pero que instantáneamente se desvanecía al iniciar otra canción.
La noche prosiguió con los más celebrados covers, como «Strength to Endure», «Warhog», «The KKK Took My Baby Away» o «Blitzkrieg Bop» hasta llegar a esa tromba, escrita por un tal Lemmy Kilmister, llamada «R.A.M.O.N.E.S» que puso punto final a una hora de furioso y velocísimo show.
Y si bien CJ Ramone ya presenta una canosa barba, se nota a leguas que lleva el punk en el alma. Por algo fue que estuvo al lado de Joey, Johnny y Marky durante varios años.
Y con momentos como los del concierto del martes, donde el pogo se siente a tu lado y te estira a ser parte de él, es cuando uno ciertamente recuerda eso de que “punk is not dead”.
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