Estupendo show de Eric Martin en Kilkenny

Y volvió nomás Eric Martin. Luego de aquellas presentaciones en el 2008 – una muy rockera y poco concurrida y la otra acústica y con un lleno total de Killkenny – la voz de Mr. Big se había vuelto a juntar con sus viejos compañeros para una gira, disco (el «What If» del 2011) y gira respectivamente, durante los años que le siguieron. Con un par de discos de la serie “Mr. Rock Vocalist”, el cantante de 53 años se presentó nuevamente en el mismo pub en un divertido y emotivo show.

En la conferencia de prensa, Martin había explicado como en Japón se ganó el sobrenombre de “Mr. Vocalist” y, aunque pidió que no se lo llamara de esa forma, ES lo que ES: un Señor Vocalista. Apenas con los primeros temas, donde salió armado nada más de una guitarra acústica, ya se ganó al público, con quien interactuó siempre durante las casi dos horas de presentación, con temas de Mr. Big, mayormente, y de su carrera en solitario.

El último tema de esta previa desenchufada fue Wild World, donde ya subieron los brasileños Teófilo Laborne (batería), Flavio “Jagger” Araújo (bajo) y Rogerio Delayon (guitarra) para hacer los coros. Inmediatamente después arrancan con una rockera versión de “Daddy, Brother, Lover, Little Boy (The Electric Drill Song). La banda sonó bien y no desentonó, realizando un trabajo correcto con los instrumentos – mención especial a Delayon – y coros; es que sería ridículo esperar que llenen los zapatos de Billy Sheehan, Pat Torpey o Paul Gilbert.

Pero la estrella de la noche definitivamente era Eric Martin. El público lo sabe, él lo sabe y sus músicos lo saben. Tema tras tema un puede notar toda la experiencia de un frontman de primer nivel y el talento de una de las mejores voces de hard rock de los últimos años, con una selección de temas que no descuidó ningún detalle. Aquí sonaron Superfantastic, Alive and Kickin’, Wonderland, Shine, Take Cover, Green-Tinted Sixties Mind, Addicted to that Rush y, cómo no, To Be With You. Podríamos objetar la ausencia de baladas tipo Just Take My Heart o Anything for You o ese pedazo de tema que es Colorado Bulldog, pero todo quedó compensado con lo que si pudimos ver y escuchar. Y mientras no cantó, pudo bromear, brindar con una birra, contar anécdotas, tomarse fotos y hasta se animó a coquetear con alguna dama. ¿Acaso eso no es lo que uno espera de estos tipos?

La gente pide shows gigantescos de grupos casi imposibles. La recomendación es que si saben de un show más íntimo de un artista de la talla de Martin, no se lo pierdan por nada. El recuerdo de esa noche quedará grabado por mucho tiempo.