Pasaron seis años desde aquel “Modern Guilt”, pero durante este tiempo Beck se mantuvo muy activo como productor y con su proyecto Record Club, donde lanzaba a través de Internet covers de álbumes clásicos completos. “Morning Phase” es un disco muy tranquilo y calmado, que podría representar una especie de continuación del excelente “Sea Change” del 2002.

De todas formas, “Morning Phase” es relativamente más alegre que aquel otro, y canciones como “Heart is a Drum” o “Blackbird Chain” encajarían bien en otros discos del creador del ya gastadísimo hit “Loser”, aunque ninguno de ellos pertenece a una pista de baile, sino a una escena más bien íntima. “Don’t Let it Go” o “Unforgiven” dan fe de ello.

Este disco es de lo mejor del rubio cantante, muy recomendable para un domingo de resaca, para la oficina en esos días de trabajo duro o para olvidarse por un ratito que el tráfico está cada vez más insoportable. Ayuda bastante a sobrellevar con tranquilidad todos esos asquerosos momentos.