Sin duda alguna, estamos frente a uno de los grupos más publicitados de los últimos años. Con dos discos a cuestas – el primero muy alabado y el polémico segundo – incluso llegaron a nuestro país en medio de un cartel que para los fanáticos del estilo representaba poco más que un sueño. Y si toda la parafernalia en torno a la banda y sus “misteriosos” integrantes sirvió para acrecentar las incógnitas sobre su nuevo material, pues han logrado un trabajo realmente notable.

Producidos esta vez por Klas Ahlund, quien ha trabajado con artistas netamente pop como Katy Perry, Britney Spears o Madonna, y mezclado por el legendario Andy Wallace (Nirvana, Rage Against the Machine, Faith No More), acaso es que gracias a esas experimentadas manos el sexteto sueco obtiene una excelente mezcla entre rock, pop y metal. Así puede apreciarse en “Cirice”, primer corte del disco, que arranca dulcemente acústico para dar paso a un riff demoledor, en medio de una base rítmica fenomenal.

Otros temas similares son “From the Pinnacle to the Pit”, “Absolution” o “Majesty”, intensos por una parte, pero bastante accesibles por otro lado, especialmente considerando el genial trabajo de voces del Papa Emeritus III, rememorando en varios pasajes a otros artistas como Blue Oyster Cult o la vieja etapa de Alice Cooper. Pero es en “He Is” que la cosa realmente sorprende, siendo una canción que fácilmente podría estar en algún trabajo de Simon & Gartfunkel. ¡En serio!

El resto del disco suena tan moderno como clásico y realmente no defrauda en lo absoluto. No estaría equivocado al decir que al fin recibirán la fama y el reconocimiento que tan afanosamente han estado buscando. Otro candidato a disco del año.